martes, 2 de septiembre de 2008

Viaje a París

El verano no comenzó con expectativas demasiado halagüeñas, pero cuatro días en París es razón más que suficiente para romper con todo el pesimismo. París y una bonita chica a mi lado, ¿qué más se puede pedir?


Todo sea dicho, para visitar esta ciudad tan bonita es necesario más de cuatro días. Hay mucho por ver y poco tiempo para ello. A pesar de todo hemos hecho todo lo posible por intentar ver las cosas más típicas de París: Torre Eiffel, Arco del truinfo, Les champs Mars, Les Invalides, Notre Dame, Sacre Coeur, Campos Elíseos, Plaza de La Concorde, Louvre...y tampoco podía faltar el paseito por el Sena en barco. Todo lo que hemos visto es precioso, es difícil ordenarlo todo dentro de una escala de valores. Pero aunque pueda sonar algo utópico y pretencioso, ver la Torre Eiffel de noche no tiene precio.




París es una diudad bastante cosmopolita, no hay más que patearse un poco la ciudad y comprobar cómo un gran porcentaje de taxistas, conductores de metro, camareros, hoteleros, es gente de muy diversas nacionalidades, culturas y razas. Como en la mayoría de las grandes ciudades también hay marginales, personas que se ganan la vida como buenamente pueden, no por ello dejando de lado cierta dosis de creatividad y humor. Para muestra de ello dejo un par de videos curiosos en los que se puede ver una breve actuación de un niño bailando break dance y un pequeño espectáculo con marionetas dentro del mismísimo metro de París.






Como ya he dicho, es todo presioso....¡ y caro, como no¡ Cuando visitas una ciudad de este tipo ya puedes ir con la cartera preparada, porque si no te quedas en el Hotel los cuatro días. El diferencial de precios con respecto a España es abismal. Allí un desayuno de "chocolat et croissant" puede llegar a costarte unos 5 euskos por persona. El típico botellín de agua puede llegar a sobrepasar los 2 euros. Por supuesto, para entrar al interior de los principales destinos turísticos hay que pasar antes por caja. A pesar de este inconveniente económico merece la pena ahorrar.


Me pasaría horas escribiendo cosillas de mi viaje por París, pero no tengo ni tiempo ni ganas, así que finalizaré este breve post poniendo algunas de las fotos que más me han gustado.

















jueves, 10 de abril de 2008

Por interés te quiero...

Dicen los psicólogos que todas nuestras relaciones con las demás personas son interesadas, es decir, que están motivadas o promovidas por nuestros propios intereses. Visto a bote pronto, uno no puede hacer nada más que sorprenderse ante tan atrevidas acusaciones. He de reconocer que mi primera reacción cuando escuché esta idea fué algo así como "¿Pero qué sabrán estos psicólogos de mi vida y de mis relaciones¡¡"

Pero basta con pensar un poco para darse cuenta de que estos psicólogos no están demasiado alejados de la realidad. Como decía un artículo que leí el otro día, la vida es una colección de cromos. Cada persona nace con sus cromos, algunos de ellos iguales a los de otras personas, pero otros nó, otros son cromos especiales, cromos que te hacen ser especial y único en el Mundo.
Pero mal que nos pese, nadie nace con la colección de cromos completa. Hacen falta muchos huecos por rellenar en nuestro álbum más profundo de nuestro ser, huecos que nos dispondremos a rellenar a lo largo de nuestra vida mediante relaciones con otras personas (amigos, familaires, novios/as...etc).

A lo largo de los años iremos buscando los cromos que nos faltan para conseguir la felicidad eterna, cromos como el amor, la felicidad, la diversión, el afecto, liderazgo...etc.
En definitiva, separar nuestra vida del egoísmo y del interés es engañarse a uno mismo. Desde los comienzos de la vida animal más primitiva (e incluso podríamos llegar a la misma conclusión en la vida vegetal) distintas especies han ido luchando por sobrevivir y por hacerse un lugar en este Mundo quizás demasiado cruel, por medio de la autosupervivencia. El Ser Humano hace lo mismo. Quien más cromos consigue, gana la partida.

viernes, 29 de febrero de 2008

Quien no vota no cree en sus ideas





Normalmente no suelo abrir la propaganda electoral que como todo ciudadano mayor de edad estoy recibiendo en estos días tan adorables. "¿Para qué?" siempre me pregunto. Pues bien, la semana pasada me dió por abrir el sobrecito del PSOE y llegué a dos conclusiones:


1. La próxima vez que abra los dichosos sobrecitos electorales es porque necesito desesperadamente papel de fumar y mi parálisis total me impide bajar al estanco de la esquina para comprar el dichoso papel.


2. No voy a votar al PSOE.

"Si no votas, no crees en tus ideas" Ésta es la perla con la que me encuentro. En ese preciso momento me surge la pregunta: ¿En qué ideas?. ¡Ah sí! Izquierdas/derechas, nacionalismo vasco/catalán/español, guerra sí/nó...etc. O quizás se refiera a mis ideas sobre vivienda, trabajo, inmigración...Éstas últimas son las que verdaderamente tienen valor para mí pero a la hora de votar son las que menos influyen. Todos los partidos políticos proponen una mayor accesibilidad a una vivienda digna, una menor tasa de paro... pero a la hora de la verdad, la vivienda va a estar igual de inaccesible esté el PP, el PSOE, el PNV o el partido de la Eva Hache. Se pueden dar soluciones a todos estos problemas, pero a la hora de la verdad todos los partidos políticos dicen las mismas sandeces. Para qué se van a esforzar en debatir y dar solución a todos estos problemas si a la hora de la verdad, a la hora del voto, la gente se decanta por cosas tan tristes e insignificantes como que un partido es de derechas o de izquierdas o si el otro es nacionalista vasco o en cambio es ultranacionalista español.



Con los partidos políticos pasa como con los equipos de fútbol. Quien es de derechas va a votar siempre al PP, diga lo que diga sobre el mercado laboral o hipotecario. Quien es nacionalista vasco va a votar siempre al PNV por mucho que en su panfleto se diga tal o cual sobre economía.



Si a todo ésto le sumas la intensa estupidez de los "líderes" de cada partido, votar y decantarse por alguien resulta intensamente difícil e incluso algo avergonzante. Cómo vas a votar a un tío que está pensando en un debate "cara a cara" retransmitido por televisión en nombrar antes que el contrario al oscarizado Javier Bardem, con el objetivo de contentar al "follonero" de Buenafuente y a toda su audiencia.


Concluyendo, más hechos y menos ideales. El día en que un partido se preocupe por lo verdaderamente importante para un país, que cuente con mi voto, ya sea ese partido de derechas, de ultraderechas, nacionalista o comunista. Hasta entonces señor Zapatero, aquí hay uno que no va a votar.